Historia de la ofrenda
Cómo empezó la Ofrenda de las Fallas a la Virgen de los Desamparados
La Ofrenda es uno de los actos más simbólicos y emotivos de las Fallas. Durante dos días, generalmente el 17 y 18 de marzo, los falleros realizan una pequeña peregrinación para rendir un homenaje a la patrona de Valencia.
El inicio de la Ofrenda se remonta al año 1941, cuando unas clavariesas decidieron dejar un par de ramos de flores en la Basílica de la Catedral en honor la Virgen. Una acción que no pasó inadvertida para la gente que las observaba. Entre los espectadores, había unas chicas vestidas de labradoras y cubiertas con mantilla y decidieron imitar su ofrenda. Este acto empezó a popularizarse y corrió la voz. Los años siguientes, algunas comisiones falleras copiaron el acto de estas mujeres y le llevaron, también, flores a la Virgen.
Así, lo que comenzó siendo un acto espontáneo se ha convertido en costumbre. Debido al gran éxito, este homenaje floral tuvo que trasladarse al exterior de la Basílica. No obstante, para no entorpecer el paso de la gente, se construyeron bastidores con listones de madera para depositar en ellos los ramos de flores. Las comisiones falleras fueron sumándose en masa y se fueron formando, de año en año, colas para depositar los ramos. Las bandas de música se unieron también para acompañar a los falleros.
Sin embargo, no fue hasta los años sesenta cuando se oficializó este acto y se acordaron las normas para participar en él. Los falleros y falleras tendrían que acudir con el traje regional para poder desfilar. Además, se acordó dividir en dos días el acto ante la avalancha de participantes.
En los años setenta, se puso algo de organización en el desfile. Se acordaron dos puntos de salida diferentes, que se unían en la Catedral de Valencia. Un año después, el desfile volvió a llegar hasta la plaza de la Virgen, como se sigue haciendo hasta la actualidad.